30 julio 2018

Yo me maté



«Solo estoy cansado...—dijo con una voz triste, difuminándose en la noche». 
Desperté en la noche, sin saber muy bien el motivo. Bajé los pies de la cama. Me quedé sentado, aclimatándome a la penumbra.

—¿Estás despierto? —preguntó una voz familiar, procedente del otro cuarto.

—Sí—contesté—. ¿Tú te encuentras bien? —le pregunté y levantándome, comencé a caminar hacia allá.

—Solo estoy cansado…—dijo con una voz triste, difuminándose en la noche.

Al cruzar de una habitación a otra, un grito agudo y desesperado, taladró en mi cabeza. De la nada, una bamboleante sombra se aproximó con rapidez a mi encuentro.

Me encontré defendiéndome de aquello que intentaba dañarme, reducirme y silenciarme. Luchaba contra esa cosa extraña, sin rostro o rasgos humanos aparentes. Por momentos, era mucho más fuerte y creía estar perdiendo el enfrentamiento.

Debatíamos, de un lado a otro sin soltarnos. Hasta que caí en cuenta de que: tanto su silueta como sus movimientos, eran idénticos a los míos; sin embargo, sus acciones y pensamientos discrepaban de los que me pertenecían.

Estaba peleando a muerte conmigo mismo.


FIN


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